¡ME MUERO!. Sí, muero. Muero cada noche al dormirme en mi cama, y cada día, en el momento exacto en que caigo preso de mis pensamientos y esclavo de las ideas que no me llevan a la felicidad, esa tan ansiada, oída por todos y que tan lejos nos queda. Pero he cambiado, no soy el mismo de ayer; tengo muchos días que vivir y una vida que morir, pues pienso morirme cada día sabiendo que no sé lo que es la felicidad pero que aunque ella se esconda, estoy muy cerca, en cada instante que paso hablando, riendo, o aprendiendo que en los minutos que he compartido mi vida con alguien, estoy más cerca de cazarla entre mis manos.
Me muero, sí, muero, y lucho cada día por merecerme la muerte, pero no antes de haber vivido como lo quise y habiendo compartido mis días con quien me quiso Ahora lo sé, aunque yo sea olvidado mis momentos no lo serán pues son míos y ni las más oscuras de las penumbras me los robará, porque yo he luchado limpio para ganarme la paz.
Lucha cada día y en cada momento para que la felicidad sepa que la buscas, ya que es temerosa, y sólo acude a la presencia de quien la merece. No olvides decir «te quiero», pues eso la ablanda, y aunque a ironía se le asemeje, cuando no la busques puede sorprenderte con mil flores y una frase, o de tantas maneras como de estrellas, llenas del brillo de los ojos de la persona en quien piensas cada noche, está lleno el cielo despejado de una noche de luna nueva.
T.R.M. muero (2008)
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