Lo estaba esperando, pero nunca llegaba. El sol no salia y el invierno era cíclico. Hasta que un buen día desaparecí dejando la noche y el invierno vacíos con el solo recuerdo de una larga espera convertida en la esperanza ignorante de su propia agonía sin nadie que la abrazara. sola en ese inhóspito lugar, sin puertas, sin ventanas. En el rincón mas oscuro de una mente olvidada. Muerta como recuerdo, pero prisionera de su propia existencia. Anclada eternamente por siempre jamas
Deja un comentario