Al levantarme aquella mañana sentí como si hubiera dormido 3 días seguidos, al contrario que la mayor parte de mis días. Aquella mañana tenía energía y fuerza para comerme el mundo. Como siempre, hice mi rutina diaria, pero notaba algo extraño, me faltaba algo, sabía lo que era, lo sé desde hace tanto tiempo que he aprendido a mantenerlo callado, como guardado en un cajón.
Ese sentimiento parecido a una enfermedad, se aferra a mis huesos y circula por mi sangre, enfriando mis órganos y por último mi corazón. Ya es piedra – pero y que mas da, tengo otras preocupaciones- eso me dice la razón en continua lucha con el corazón. Pero me olvido como suelo olvidarlo todo, olvidé mantener en cálido cariño a mi corazón, olvidé porque se enfrió pero y que mas dá, si por las noches me visita la pasión de esa ramera que me quita la energía del día.
Debe ser que hoy no vino a visitarme, pues me siento joven y no cansado.
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