Usted sabe que si se siente agotado puede descansar. Por ejemplo a la sombra de un frondoso edificio. Si, suspire. Grandes placeres de esta vida! También podría tomarse un te helado para refrescarse y relajar, de esos que vienen en sobrecito como polvito mágico. Una delicia de la naturaleza!
En fin, a lo que voy es que si usted necesita un descanso no debe alejarse de la ciudad, porque ella con su gente y sus chimeneas llenan el espíritu de humito, y del más variado cotillón. Imposible resistirse a estas sutilezas de la vida moderna.
Yo a veces también me canso, pero en vez de tomarme un descanso me tomo el colectivo, me siento al fondo de todo y me pego una vueltita por la ciudad contemplando aquel despliegue de carteles publicitarios. Después me bajo y me voy de shopping. Nada como aventurarse en escaleras automáticas, y puertas giratorias. Que deleite de poesía señores!
Y como si esto fuera poco al llegar la noche me siento profundamente loca, sonámbula, bruja. Me enrosco en mi misma para sentir refugio pero finalmente solo siento confusión.
Así es como la vida sacude, así es como se siente el cemento en el cuerpo y la mente.
Así es como el espíritu oprimido ya no quiere luchar.
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