-Daos prisa, lo estamos perdiendo.
-El pulso está por los suelos.
-Aguanta Javier joder, aguanta.
Soy Javier Hernández, licenciado en las calles de Sevilla , aunque eso dejó de importar hace ya hace mucho tiempo. Ahora, aquí en ceuta se me conoce como Javi el de asuntos sociales. Los de antes eran el ATS, el médico y mi hermano Pablo y si, estamos en la ambulancia camino al hospital, acabo de recibir una puñalada en el estómago y estoy perdiendo mucha sangre, mi hermano está nervioso a pesar de lo sereno que suele ser, quizás se esté dando cuenta de la realidad.
Esto es una final que me habría esperado hace unos años pero no en estas circunstancias. Cuando deambulaba sin rumbo en busca de una excusa que decirle a mi madre para explicarle la razón de los moratones de mi cara tras una de las peleas que tuve con los chavales de mi barrio.
Hijo de una mujer desempleada dada a la bebida y de un hombre, por llamarlo de alguna forma, que huyó al enterarse del embarazo de mi madre, Nacido en los 80 en el controvertido barrio sevillano de los pajaritos mi infancia es probablemente lo mejor que puedo llegar a recordadar en estos momentos, mi madre intentó darnos, primero a mí y luego a mi hermano y a mi lo mejor que podía con lo poco que ganaba en los trabajos esporádicos que encontraba. Gracias a la ayuda de mi abuela Isabel que nos daba siempre de comer después del colegio y nos cuidaba siempre que mi madre estaba trabajando salimos estos primeros años mi hermano y yo adelante. Pero cuando cumpli los 11 años, ese mismo año mi abuela fallecio lo que sumio a mi madre en una profunda depresión que la llevo a perder su trabajo y en fin, sus ganas de vivir. Estos años fueron difíciles, con el paro de mi madre nos daba por lo justo para sobrevivir en la vieja casa de mi abuela ya que habiamos perdido nuestra casa tras el embargo del banco. Tras unos años de madurez forzosa ya que era a mi el que le tocaba darle de comer a mi hermano, llevarle al colegio y llevar la casa cuando mi madre se quedaba dormida en el sofá con la botella de J&B en la mano con un olor a vomito que, en un vano esfuerzo yo trataba de solapar con desodorante para que mi hermano no se diese cuenta. Dejé el instituto con 13 años para poder dedicarle más tiempo a mi hermano y poder trabajar en lo que pudiese para sacar un dinero que llevarme a mi casa.
Empece a fumar y trapichear con hachis con 13 años para digamos, desestresarme, sin embargo, meterme en ese mundo lo unico que hizo fue darme problemas, peleas y deudas, pero era un dinero que era sencillo de conseguir que nos venía muy bien.
Ya con 15 años nos mudamos a Alicante gracias a que una vieja amiga de mi madre del instituto le consiguió un trabajo de limpiadora en el colegio donde ella trabajaba de profesora.
Mi hermano acababa de cumplir los 9 años y mi madre volvía a sonreir tras 4 años de llantos, depresión y licor, yo por mi parte el ultimo día en Sevilla me lleve una paliza por parte de mis compañeros de “negocio” que no les hizo mucha gracia que me lo dejase pero ya no importaba, esa vida quedaba atrás.
En Alicante nuestra vida parecía que volvía a la normalidad, mi madre se rehabilito de su alcoholismo, mi hermano, aunque le costó adaptarse al nuevo colegio hizo nuevos amigos y en cuanto a mi habia vuelto al instituto, asi que todo iba dentro de lo que cabe muy bien, de hecho, mi madre encontró pareja, Jose,albañil, era muy bueno con mi hermano y mi madre lo que me costó aceptar al principio ya que tenía miedo de que dejase a mi madre y nos quedasemos destrozados de nuevo, pero tras todos sus esfuerzos y ver lo bien que los trataba acabé confiado en el, se convirtió ciertamente en mi padre.
Esos años trabaje en la construcción gracias al auje del sector y los contactos de Jose.
Trabaje de obra en obra hasta que mi tio, que vivia estaba viviendo en Ceuta, me ofreció y a trabajar de asuntos sociales alli con el. Acepté el trabajo y me traslade a Ceuta, fue dificil irme de casa tras todo lo pasado, mi hermano ya un chaval mi madre que por fin era feliz y Jose, mi padre, que me enseño tantas de esas cosas que deberia enseñar un padre a su hijo cuando es un niño pero que yo aprendí con 20 años, si, fue dificil despegarme de esos recuerdos pero la idea de ayudar a otra chavales con dificultades a integrarse se me hacia irresistible.
Llevaba aqui ya casi 4 años cuando me topé con Ahli de 9 años un niño ceutí que estaba viviendo algo parecido a lo que yo viví, tenia una hermana pequeña que el cuidaba y un padre desempleado y sumido en una depresión tras la muerte de la madre de Ahli. Desde el momento que lo conocí me llamó la atención, le ayude, le aconsejé, se convirtio en lo más parecido a un hijo en lo que puedo imaginar. Pero nadie escapa de las garras de el barrio de El Principe, su situación familiar empeoró y Ahli cometió los mismos errores que yo cometí y se metio en el mundo de la droga, con 12 años se integro en una banda y como prueba para entrar en ella le dijeron que tenia que robar un alijo de hachis de una banda rival, me enteré y cuando iba a hacerlo fui a detenerle, era denoche pero ya era tarde tenia los fardos en las manos y muerto de miedo cogio la navaja y me apuñalo pensando que era de la otra banda. No lo culpo se por lo que está pasando y que Dios lo perdone porque no es nada bueno.
-Lo siento, lo hemos perdido
Deja un comentario