He cogido un bolígrafo, me he puesto a escribir y solo repetía una y otra vez el mismo párrafo, cambiando siempre el segundo y último de este. Ahora escribo pulsando con dulzura y como si de un piano se tratara. Esa sinfonía que te gustaba como si de una danza se tratara y con miedo de perturbar este vínculo que débil nos ata.
Soy alguien que no sigue el rumbo de la normalidad, suelo pensar que todo está mal. Hasta lo que correcto surge entre la penumbra y trato de aferrarme a ello. Puede ser una persona, una acción o simplemente un recuerdo. Como aquel en el que aparecen tus manos acariciando mi cuello y los escalofríos recorren mi cuerpo. Pero es un recuerdo, que aparece dejando una melodía que vibra, pero que solo dura un instante como si de una foto del pasado se tratara. Y cierto es que puedo acceder a ese recuerdo siempre que quiero. Pero mi mente termina desmoronándose entre rotas lágrimas. Por no poder ……
Un día me preguntaste ¿Qué fue lo que me hizo enamorarme de ti? Mi respuesta, aunque ambigua puedo ahora responder. Fue la primera vez que me pude sentir libre. Que podía cerrar los ojos por primera vez en mucho tiempo, pues tenía a alguien que podía cuidar de mí. Que quizás podría abrazarte después de haber estado llorando. Mi respuesta es aun que con egoísmo. Te quiero porque no he necesitado esconderme. Porque has soportado mis pataletas, mis lágrimas, porque me has abrazado como abrazarías a un niño que se ha perdido en la calle y no encuentra el camino de vuelta a su hogar.
Solo espero que estas palabras algún día me muestren que ame a alguien de verdad y que tarde tanto en dejar de amarle, que aun el día que vuelva a esta carta de nuevo me dé cuenta que sigo amándote.
Algún día podre amar a alguien.
Deja un comentario