No es un cuento por narrar, no es un estribillo por recitar, solo es la triste realidad de la joven dolores, que en su estrello corazón aun guarda el recuerdo inmune de una realidad rostizada, saturada de miles rosas hermosas, ella se apasiono por la ortiga y afirma que las espinas chuzan y son pasajeras, pero el rose de su favorita el sarpullido es doloroso pero inolvidable.
La joven Dolores no tiene apodo, cambio su nombre y look también
Se menciona Josefa, se apellida Dolores, se destina cobarde del amor infiel
Las coplas siniestras bien las desecha, lamenta dolores y bien los disipa Se arroja al abismo cansada del llanto, profundo es el sueño y misterioso despertar.
¿Por qué carajos Josefa?, dicha expresión de aquel joven y noble fray quien acompaña sutilmente las tribulaciones de Dolores, abucheada su mente y herida su alma, convierte las prosas en negras canciones, deja los rezos por ausencias matutinas y su extenuante sonrisa por malévolos resentimientos.
Los rezos del fraile, proclaman justicia,
-es solo una niña perdida en la ira, perdida en el llanto, ingenua al amor, la noble Dolores no es como se llama, es solo un dicho que cubre su herida, Josefa es su esencia de niña eficaz de dulces miradas y hermoso corazón ¡Dios mío señor ampara su vida protege su alma de tremebundas venganzas!
Cerrando la biblia recuerdos lo inundan, una pequeña infante soñadora y amable, le visita el templo por una confesión, absolviendo el pecado él lo proclama,
-bella inocente no pierdas tu ser, ¡Dolores, Dolores, susodicho Josefa, temible es el ocaso cuando lloras sin fe, cuando maldices tú existencia maternal, recuerda Josefa en el cielo hay un Dios quien te arrulla en las noches y te bendice hasta la sien!
Dolores con su imprudencia atemorizo a su tutor, recita en las noches su espeso tenor, le ruega a la virgen un alto total, conversa con ella su temor real, arrodillada en la esquina de un viejo establo, medita lo cruel que fueron con su encanto, su extravagante cabello cubre el rostro del llanto nocturno y desvelantes albas.
La joven Josefa, discreta sus obras, de aquel que lastimo su esencia, condenado en la mira Dolores esta, sus falsos amigos la espalda le dieron, solitaria abunda sin ayuda del samaritano, recorre su vida con alegres sonrisas, ocultando sus penas al amanecer, no cree en amigos ni en el complemento marital, abandona sus sueños, sus metas también, reposa su rostro en el sacramento del altar…
-¡No te fíes de su sonrisa encantadora, a todos menciona la alegría en su vida, sus rasgos de insomnio ni el polvorete lo cubre, Dolores, Dolores, que pasa pequeña, si el mundo te apalea, no guardes rencor, recuerda hija mía, que el diablo fue ángel y amado mío fue, despierta y pregona los dones ofrecidos, no obrar para bien es lo más perverso de hacer.!
Asustada en la prosa de hermoso recital, se ataca a en el llanto, reflexiona que en el cielo le acompañan y aguardan, la madre del cielo le arrulla en sus noches de insomnio
– desear el mal es desear condena así mismo, el mandamiento del amor fue el legado que os deja Jesucristo muriendo en la cruz y tu hija mía lloras por des chichas de amor, mas aun sabiendo que morí por ti y ni una lagrima me honras…
Conmovida por hermosa lección, tres pasos basto para llegar a su tutor, arrodillada en llanto purificador divino, busca aquello para ratificar el enfado celestial,
-¡recuerdas mi fraile la gran confesión, apacigüe con Dios pero a ti os deje a guardar mi esencia que en el cielo reclaman!
-Josefa Josefa cuán grande eres señor, mis suplicas cumplieron la dicha de lo inocente, cuan grande es tu paz, tribulaciones, guerra y dolor es la fuerza para probar que tan grande es la fe, afronta tu vida, ama tu prójimo, adora a el santísimo, pórtate bien; absuelvo tus pecados en nombre de la santa trinidad, y en 1,2 x 3 acaba tu calvario.
-Dolores, despierta te aclama la gloria divina, cerrados tus ojos, vacía tú alma
un rayo de luz incomoda su rostro, despierta por fin la joven dolores, con bata de hospital, busca la capilla, corre Josefa o quizás Dolores tu amigo el fraile te espera en vigilia, incierto paseo que el sueño altero, se sabe y afirma que sola no está, prodigios del cielo bien le resguardan le arrullan el llanto, protegen su ser, transcurso incierto de camilla a capilla, girando en su entorno recuerda la ofrenda y el fraile no existe, más vive en sus sueños, si bien lo invoca.
Sonriente la joven, se doblega al altar, doblega su orgullo, de verse tan mal, resignada del presente, refuta su nombre, ¿Dolores, Josefa?, lo mismo da, se despide del prójimo del lejano horizonte y cercanos vecinos testigos de su muerte, guarda su cosas en petacas sin fin… un sueño infinito, presente sin fin y de futuro incierto, Josefa huyendo se encuentra otra vez.
Una barca en el rio fue su salvación, el mismo que dopo su vida en lo profundo del limbo, Dolores, Dolores si bien la recuerdan remando en la orilla, consigo su vida, Adiós Josefa sonriente en la barca se lleva consigo, el secreto divino el discurso vital de cómo gozarla sin un triste final…
La joven dolores jamás fue nombrada, pero el mito es narrado de dicha manera “si al acercarse al mar se escucha un lamento ¿Por qué carajos Josefa? Es mi Jesús anunciando detente hijo mío, perdí una hija y a ti no te soltare jamás…”
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