PERDIDO EN MI SUBCONCIENTE
Desde el momento que me perdí en mi mente recuerdo tantas cosas y ninguna en especial, el recuerdo más antiguo que tengo fue cuando servía de vigilante en un asilo para enfermos mentales, no lo olvido porque quedaba absorto durante horas escuchando las historias de los pacientes, las cuales me transportaban a lugares que recuerdo haber soñado cuando niño, su comportamiento me hacía reflexionar sobre algunas preguntas en mi cabeza que no tenían respuesta, como el porqué a medida que crecen las personas, más esconden sus emociones frente a una sociedad que ocupa solo efímeras e insignificantes letras en todo un diccionario de vida. Irónicamente, personas encerradas me hacían sentir más que libre, como si pudiera transportar mi cuerpo a un lugar recóndito dentro de mi mente, como cura para escapar de aquella realidad que pasaba, la cual ya no recuerdo, quizás una tragedia que viví, solo me queda que tenía que encerrarme para poder liberarme, ya no le encontraba sentido al mundo real. Me comencé a perder cuando dejé de ir al asilo, de ese momento en adelante no sé si mi muerte fue primero que mi nacimiento o si soy mayor que mis padres, ya no recuerdo si vivía en una casa o en un cementerio, no importa mucho, desde donde me encontrara, seguramente estaba intentando viajar a mundos inimaginables e irreales como lo hacía en el asilo, mis proyecciones mentales se convirtieron en especie de viajes astrales que ya no puedo controlar, veía todo a mi alrededor como si tuviera un caleidoscopio en vez de mis ojos, y ahí no supe diferenciar más entre lo que es real o no. Contando esos recuerdos hasta ahora, he vivido dieciséis vidas las cuales en ocasiones recuerdo, en estos momentos no sé si logré suicidarme con éxito y estoy muerto, tal vez me encuentro en el infierno que recuerdo haber escuchado en algunas de las vidas que viví, o peor, si estoy vivo y todavía me encuentro perdido aquí en mi mente, a punto de estallar en mi cabeza la decimoséptima bala, con una pistola que no recuerdo haberla comprado, solo para ver si por fin dejo de existir.
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