Cenizas, recuerdos, viento, lluvia pócimas perfectas para identificar que no soy un verso. ¿Verso?,- ¡si! verso, con cuyas prosas te envían subliminales, y con su estribillo en negrilla retocan el exótico paisaje de amor.
Aferrada al otro lado de la moneda, identificando ¿que es lo típico?, observo, huelo, palpo y no puedo hallar por fin la incertidumbre, pero hay algo que sucede en mi entorno, ¡y no es el verso de amor!, es la esencia de un enamorado que le cuesta aceptar su emoción, agobiado en un bar devorando su orgullo, dejando ir a su amada por temor al fracaso o aun mas insólito, por temor a equivocarse y ahogarse en lo típico.
Las noches mas bellas, las viví a tu lado los besos mas dulces lo sabore a tu entorno las lunadas mas escasas las presentí soñando el sentimiento admirado es hoy el Silencio mortal. Caminando en el recuerdo de lo anhelado, lágrimas inunda mi ser, marfiles de sueños, están retumbando mis ojos las estrellas celestes alumbran la balada del amor, que con su exquisita melodía, alimenta mas el tamaño lunal que cuyas cesiones observaron mis penas del sentimiento admirado y aun no valorado.
Dicen que para querer, hay que soñar primero, pero nadie mas que yo ha soplado dientes de león, buscando en los bosques y veredas clandestinas tréboles de 3 hojas, en el universo divague contando estrellas fugaces y aun no despierto de este trastornado sueño, soñar, soñar es el remedio, que a su paso todo se cumple a su manera vital. Las tres fases del verso del amor, es pasión, locura y la ultima aun me la pregunto – sencilla de responder lo susurra el ruiseñor de la pasión -inevitable me lo imploro la luna cómplice de las lujurias. – Silenciosa, la agonizó el enamorado embriagado de amor, rebosando su copa brindo por la palabra misteriosa , su estribillo es la palabra mas redundante en el corazón, la verdadera esencia de un amante consumiendo el vino de su pasión.
No hay pócima mas fuerte que el perfume de lo amado, no hay olor mas dulce que el roce de besos inocentes, no hay corazón de piedra para resistir tan admirado sentimiento, pero lo que no abra es dar los ojos por lo amado, cuando se enamora de verdad no abra nadie mas en el entorno, que la silueta de su amante cegados del vino de la pasión, destellados por la luna de la lujuria y cubiertos por el verso del amor, que aun siendo el más típico nos regala mil sonrisas en el rostro del mas fúnebre.
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